No tengo información del árbol
Iglesia abandonada

Me apasiona la genealogía, pero…

NO TENGO INFORMACIÓN DEL ÁRBOL

Yo también pasé por lo mismo.
No podía predicar sin mi ejemplo, si acompañaba a mis clientes y les invitaba a recabar información de su árbol familiar, la coherencia me llevó a comenzar esta búsqueda.

Hace más de 20 años que comencé a diseñar mi árbol familiar, toda una aventura que empezó con mucha ilusión.
Aunque esas ganas me llevaron en muchas ocasiones a callejones sin salida.

Después de marear a todos los familiares vivos que tuvieran información, di el siguiente paso, empecé a buscar en internet y a convivir con la burocracia administrativa: registro civil, empadronamientos, por cuidades, por países, parentesco… buff, todo un periplo que me dio algunas fechas a cambio de mi paciencia y frustración en la mayoría de las búsquedas.

El siguiente paso, después de hablar con muchos funcionarios y expertos en genealogía era la peregrinación. Los registros comenzaron a estar informatizados desde hace pocas generaciones, antes se hacían en las iglesias al nacer, morir o en los libros de casamientos.

Y comenzó el peregrinaje y la ruta por las iglesias, quedando previamente y gracias a la amabilidad de algunos párrocos pude tener acceso a estos libros de registro antiguos.

Pero claro, muchas de estas iglesias no existían, estaban derruidas, quemadas o simplemente cerradas. Como ves, todo muy fácil.
El siguiente paso era investigar en qué lugar habían llevado estos libros de registro, que normalmente estaban en otra localidad y había que empezar de nuevo con la ruta de citas de estos amables curas.

Y, si tenía la suerte de seguir este hilo conductor y por fin estar cerca de la fecha del bisabuelo, solo tenía que cuadrar mis vacaciones para dedicarlas a esta delicada, lenta y apasionante búsqueda genealógica.

Por fin llega el día de la cita, ¡qué bien!
Te recuerdo; preguntas a familiares, registros, internet, iglesias derruidas o cerradas, conversaciones con las ancianas de la localidad, da igual, todo para conseguir la fecha.
Pero otra frustración en la sacristía: “lo siento majo, pero esa iglesia se quemó o se inundó hace muchos años y no se pudo salvar ningún libro”, esta respuesta la escuche tres veces, por lo que la frase

No tengo información del árbol seguía presente

Así que te entiendo, es algo que compartimos muchos a la hora de investigar nuestras raíces familiares.

También te digo, no fue inútil realizar esta búsqueda, gracias a ella conocí los pueblos de mis antepasados, descubrí cómo vivían, cómo eran sus casas, sus iglesias, descubrí su gastronomía… me llevé muchas cosas, aunque no fueron fechas.

Pero tranquilo/a, el final supera las expectativas…

Ahora que ya han pasado los años te puedo decir que algo interno me seguía diciendo “tiene que haber otra forma, no puede ser tan complicado” y ahora puedo constatar que estaba en lo cierto.

Me llego toda la información y muuuuucha más a través de los dientes. Era un mapa genealógico exacto. Un mapa psicográfico del ser humano, un manual de instrucciones, la respuesta a mis preguntas y a otras que ni me había hecho.

Por fin las fechas no eran un obstáculo para conocer mis memorias genealógicas

Acuñé la frase “si lo llevas a en tu boca es tuyo sí o sí”
Así que ya no hay excusas para no hacerlo
En cada caries, endodoncia, extracción, posición dental y forma de raíz hay una información exacta de nuestra psique. Son programas de comportamiento, de adaptación, de supervivencia que se han codificado en el grupo familiar.

Después de recibir este regalo, no puedo estar más contento y satisfecho. Aquí no hay suposiciones, ni lío o bloqueo con las fechas. Porque no es una interpretación que pasa por el filtro del acompañante, es una lectura 100% exacta de la estructura psíquica y de las memorias genealógicas.

Ya son miles de casos que lo confirman con exactitud y miles de personas que lo conocen. Y a ti, ¿te gustaría conocer las tuyas?

Ponte en contacto conmigo y reserva tu cita.

 

Abrazos

Jorge González

 

 

 

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